domingo, 29 de noviembre de 2009

Un toque näif...

Cést la vie!!!


Llega el esperado día...caras que hace meses que no ves...esperas revivir recuerdos, sentirte como lo hacías antes y ploff!! cae sobre ti una losa con la que no puedes cargar. Aquellos momentos en los que tanto te reíste, tan bien te encontrabas...sólo forman parte del pasado, ya no hay sitio para ellos en el presente...son cartuchos que has ido gastando sin darte cuenta y ya no puedes volver a utilizar...porque los protagonistas, las vidas, el entorno...TODO...sin comerlo ni beberlo...ha cambiado y ya no encuentras tu lugar en él...
Con el tiempo, ves que las cosas cambian...pero aparece el día en el que ya no tienes sitio ese capítulo y decides pasar página...y seguir con los siguientes...con la ilusión de que cada uno será aún mejor que el anterior...como se suele decir...Cést la vie!!!

Vida discontinua...


Lleva la camisa desabrochada, sucia. Deshaciéndose, con el pitillo aferrado entre índice y pulgar. Goteando nata amarillenta. Muriéndose por un café. Abstraído y en silencio. Es tu padre, que sigue al volante. Respira como lo haría una aguja de cuentakilómetros. El pitillo se le apaga. Lo enciende de nuevo con el mechero del coche. Entonces cierras los ojos. Y los pensamientos se te llenan de reacciones encontradas. Anochece. El mundo entero sólo parece contener rigidez y frialdad. Decide mirar por la ventanilla, en dirección a las cuatro nubes que cruzan de puntillas el cielo, con la intención de distraerte lo suficiente como para dejar de invocar, de una vez, más fantasmas. A la luz temblorosa de los faros se ven señales torcidas. Se suceden los kilómetros. Lo ves. Es Él. Disfrazado de árbol. Vive pegado a la carretera. Paree enfadado. Súbitamente echas un vistazo al retrovisor y tropiezas con los ojos de tu padre, sonriéndote y te dice "Duérmete aún queda mucho por llegar". Después no hay nada. Nada. Salvo confusión e incertidumbre